El río expuso sus tesoros escondidos, trayendo consigo un espectáculo espectacular para quienes lo observaron después de días de fuertes y constantes lluvias. Una gran cantidad de frijoles dorados emergieron a la superficie, brillando bajo la superficie del agua y brillando a la luz del sol.
La gente que pasaba quedó cautivada por la cautivadora escena, que despertó su interés y asombro. Cada frijol dorado exudaba misterio, como si contuviera historias de épocas pasadas y sociedades desaparecidas. La gente acudió en masa a las orillas del río, asombradas por esta sorprendente manifestación de la bondad de la naturaleza. Algunos murmuraron historias de comienzos legendarios, mientras otros se preguntaban qué significaba un acontecimiento tan poco común. Cuando se corrió la voz, los frijoles dorados fueron el bullicio de la ciudad, atrayendo a turistas de todas partes que querían ver este increíble evento por sí mismos.
El río, que alguna vez fue una vía fluvial ordinaria, se había transformado en un escenario cautivador para un espectáculo deslumbrante, recordando a todos los que lo presenciaron la belleza y los secretos que se esconden en el mundo natural.